La señorita Spink la condujo a una pequeña habitación llena de polvo a la que llamaba «la salita». En las paredes había fotografías en blanco y negro de hermosas mujeres y programas de teatro enmarcados. La señorita Forcible estaba sentada en un sillón haciendo calceta con gran destreza.
Le sirvieron el té en una tacita de delicada porcelana rosa, sobre un platito, y le ofrecieron una galleta con pasas reseca.
Coraline (2002)
Pastitsio
Sin City: Valores familiares (1997)
Nonnettes
Se cuenta también que en otra ocasión en que Caperucita Roja llevaba pasteles a la abuela, otro lobo le habló y trató de hacer que se saliera del sendero. Sin embargo, Caperucita Roja se cuidó mucho de ello, siguió derecha por su camino y le contó a su abuela que se había encontrado con el lobo y que le había dado los buenos días, pero con una mirada malvada.
Caperucita Roja (1812)
Panecillos semidulces
—Mañana dejarás de ser un polichinela de madera y serás un muchacho de provecho.
Quien no haya visto la alegría de Pinocho al oír aquella noticia tan anhelada, no podrá figurárselo nunca. Todos sus amigos y compañeros de escuela debían ser invitados el día siguiente aun gran almuerzo en casa del Hada, con objeto de celebrar juntos el gran acontecimiento,y el Hada había hecho preparar doscientas tazas de café con leche y cuatrocientos panecillos bien untados de mantequilla por dentro y por fuera. Aquella jornada prometía ser muy hermosa y alegre, pero…
Las aventuras de Pinocho (1883)
Butterkuchen
Un buen día su madre le dijo:
—Mira, Caperucita, aquí tienes un trozo de tarta y una botella de vino, llévaselos a la abuela; está enferma y débil, y esto la reanimará. Ponte en camino antes de que empiece a hacer calor, anda con cuidado y no te apartes del camino, no vaya a ser que te caigas, se rompa la botella y la abuela se quede sin nada. Y cuando llegues a su casa, no te olvides de darle los buenos días y no te pongas a hurgar por todos los rincones.
—Lo haré todo muy bien— dijo Caperucita Roja a su madre dándole la mano.Caperucita Roja (1812)
Galletas de canela
Vivaldi, en La anciana que nunca jugó al tenis y otros relatos que sientan bien (2009)
Caramelos masticables
En lugar de patatas fritas les dije a las hermanas pequeñas que podían escoger entre Fray Bentos, caramelos masticables de fruta, surtido de regalices, helado, esos dulces de golosina que son dos platillos volantes de oblea rellenos de picapica, del que te explota en la lengua, y que yo sabía que les gustaban, y remolacha hervida. «Lo que sea —recalqué—, pero sin patatas fritas», cosa que les encantó y las decepcionó a partes iguales, pero al final se conformaron con variaciones de esas chucherías para niños con las que yo soñaba cuando estaba reponiéndome del envenenamiento.
Milkman (2018)
Tarta de manzana
Bastián se sentía muy debilitado por el hambre.
El cielo sabe por qué, precisamente entonces, de forma muy poco oportuna, recordó la tarta de manzana de la señorita Anna. La mejor tarta de manzana del mundo.
La señorita Anna venía tres veces por semana, escribía a máquina para su padre y ponía orden en la casa. La mayoría de las veces cocinaba o hacía algún pastel. Era una persona robusta, que hablaba y se reía despreocupadamente. El padre de Bastián era cortés con ella pero, por lo demás, apenas parecía darse cuenta de su presencia. Muy rara vez conseguía la señorita Anna que en el rostro preocupado de él apareciese fugazmente una sonrisa. Cuando eso ocurría, la casa se volvía un poco más luminosa.
La historia interminable (1979)
Bizcocho de chocolate glaseado
—Creo que sé de quién es ése —dijo Ron, algo rojo y señalando un paquete deforme—. Mi madre. Le dije que creías que nadie te regalaría nada y… oh, no —gruñó—, te ha hecho un jersey Weasley.
Harry abrió el paquete y encontró un jersey tejido a mano, grueso y color verde esmeralda, y una gran caja de pastel de chocolate casero.
—Cada año nos teje un jersey —dijo Ron, desenvolviendo su paquete— y el mío siempre es rojo oscuro.
—Es muy amable por parte de tu madre —dijo Harry, probando el pastel, que era delicioso.Harry Potter y la piedra filosofal (1997)
Galletas de jengibre
La profesora McGonagall se sentó detrás de su mesa y se quedó mirando a Harry con el entrecejo fruncido. Tras una pausa, dijo:
—Coge una galleta, Potter.
—Que coja… ¿qué?
—Coge una galleta —repitió ella con impaciencia señalando una lata de cuadros escoceses que había sobre uno de los montones de papeles de su mesa—. Y siéntate.En ese momento Harry recordó aquella otra ocasión en que, en lugar de castigarlo con la palmeta, la profesora McGonagall lo había incluido en el equipo de quidditch de Gryffindor. El muchacho se sentó en una silla delante de la mesa y cogió un tritón de jengibre, tan desconcertado y despistado como aquella vez.
Harry Potter y la Orden del Fénix (2003)