Un buen día su madre le dijo:
—Mira, Caperucita, aquí tienes un trozo de tarta y una botella de vino, llévaselos a la abuela; está enferma y débil, y esto la reanimará. Ponte en camino antes de que empiece a hacer calor, anda con cuidado y no te apartes del camino, no vaya a ser que te caigas, se rompa la botella y la abuela se quede sin nada. Y cuando llegues a su casa, no te olvides de darle los buenos días y no te pongas a hurgar por todos los rincones.
—Lo haré todo muy bien— dijo Caperucita Roja a su madre dándole la mano.Caperucita Roja (1812)
Pero la abuela vivía en el bosque, a media hora de la aldea. Cuando Caperucita Roja llegó al bosque, el lobo le salió al encuentro. La niña no sabía lo malvado que era este animal y no se asustó.
—¡Buenos días, Caperucita Roja!— le dijo.
—¡Muchas gracias, lobo!
—¿Adónde vas tan temprano?
—A casa de mi abuela.
—¿Qué llevas en tu cestita?
—Una tarta y vino. Estuvimos haciéndola ayer en el horno; la abuela está enferma y débil y necesita algo bueno para fortalecerse.
—A casa de mi abuela.
—¿Qué llevas en tu cestita?
—Una tarta y vino. Estuvimos haciéndola ayer en el horno; la abuela está enferma y débil y necesita algo bueno para fortalecerse.