Tarta de manzana
La historia interminable, Michael Ende, Tartas

Tarta de manzana

Bastián se sentía muy debilitado por el hambre.

El cielo sabe por qué, precisamente entonces, de forma muy poco oportuna, recordó la tarta de manzana de la señorita Anna. La mejor tarta de manzana del mundo.

La señorita Anna venía tres veces por semana, escribía a máquina para su padre y ponía orden en la casa. La mayoría de las veces cocinaba o hacía algún pastel. Era una persona robusta, que hablaba y se reía despreocupadamente. El padre de Bastián era cortés con ella pero, por lo demás, apenas parecía darse cuenta de su presencia. Muy rara vez conseguía la señorita Anna que en el rostro preocupado de él apareciese fugazmente una sonrisa. Cuando eso ocurría, la casa se volvía un poco más luminosa.

La historia interminable (1979)

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La historia interminable, Michael Ende, Pan

Panecillos

—Bastián, hijo —decía una y otra vez—, muchacho, chaval, ¿dónde has estado? ¿Qué te ha ocurrido?

Sólo cuando estuvieron sentados a la mesa de la cocina y el chico bebía leche caliente y comía panecillos que su padre le untaba cuidadosamente con abundante mantequilla y miel, se dio cuenta Bastián de lo pálido y delgado que era el rostro de su padre. Tenía los ojos enrojecidos y la barbilla sin afeitar. Sin embargo, por lo demás, su aspecto era el mismo que entonces, cuando Bastián se marchó. Bastián se lo dijo.

—¿Entonces? —preguntó su padre extrañado—. ¿Qué quieres decir?
—¿Cuánto tiempo he estado fuera?

La historia interminable (1979)

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