En lugar de patatas fritas les dije a las hermanas pequeñas que podían escoger entre Fray Bentos, caramelos masticables de fruta, surtido de regalices, helado, esos dulces de golosina que son dos platillos volantes de oblea rellenos de picapica, del que te explota en la lengua, y que yo sabía que les gustaban, y remolacha hervida. «Lo que sea —recalqué—, pero sin patatas fritas», cosa que les encantó y las decepcionó a partes iguales, pero al final se conformaron con variaciones de esas chucherías para niños con las que yo soñaba cuando estaba reponiéndome del envenenamiento.
Milkman (2018)
Pan de sartén islandés
Volvió, pero después del anochecer, y para entonces las hermanas pequeñas estaban en la cama, dormidas a base de Rice Krispies, patatas fritas de bolsa, bollos de pasas, pan hecho en la sartén y vitaminas de naranja, todo con extra de azúcar. Luego hubo un poco de ¿Quién teme a Virginia Woolf?, que había sido elección suya, no mía.
Milkman (2018)
Pan básico
A mí me parecía que todos estaban mucho más al margen de lo que podía estar ese hombre. Es posible que yo lo viera así porque el lechero de verdad y mi madre eran amigos desde la escuela, y eso significaba que acostumbraba a venir a casa para verla y ponerse al día. También la asistía con leche gratis y productos lácteos superenriquecidos, pan y provisiones enlatadas. Nos ayudaba con el bricolaje, nos hacía de fontanero, de pintor, de carpintero y hasta insistió en relevar a las hermanas pequeñas como electricista. Así que, a pesar de su talante misántropo o de su reputación como tal, poseía la característica de preocuparse mucho por los demás.
Milkman (2018)