A mí me parecía que todos estaban mucho más al margen de lo que podía estar ese hombre. Es posible que yo lo viera así porque el lechero de verdad y mi madre eran amigos desde la escuela, y eso significaba que acostumbraba a venir a casa para verla y ponerse al día. También la asistía con leche gratis y productos lácteos superenriquecidos, pan y provisiones enlatadas. Nos ayudaba con el bricolaje, nos hacía de fontanero, de pintor, de carpintero y hasta insistió en relevar a las hermanas pequeñas como electricista. Así que, a pesar de su talante misántropo o de su reputación como tal, poseía la característica de preocuparse mucho por los demás.
Milkman (2018)
Y ahora ese hombre, el lechero de verdad, el hombre inaceptable que no quería a nadie, había aparecido donde el cementerio a ayudarme.