Bizcochos, J. K. Rowling, Saga de Harry Potter

Bizcocho de chocolate glaseado

—Creo que sé de quién es ése —dijo Ron, algo rojo y señalando un paquete deforme—. Mi madre. Le dije que creías que nadie te regalaría nada y… oh, no —gruñó—, te ha hecho un jersey Weasley.

Harry abrió el paquete y encontró un jersey tejido a mano, grueso y color verde esmeralda, y una gran caja de pastel de chocolate casero.

—Cada año nos teje un jersey —dijo Ron, desenvolviendo su paquete— y el mío siempre es rojo oscuro.
—Es muy amable por parte de tu madre —dijo Harry, probando el pastel, que era delicioso.

Harry Potter y la piedra filosofal (1997)

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Bizcocho de cardamomo
Bizcochos, Emma, Jane Austen

Bizcocho de cardamomo

El bienestar de su padre quedó ampliamente asegurado, ya que tanto la señora Bates como la señora Goddard podían venir; y su última grata obligación, antes de salir de casa, fue presentarles sus respetos mientras comían con el señor Woodhouse, y, mientras su padre notaba cariñosamente la belleza de su traje, ofrecer a las dos señoras todas las excusas que pudo, sirviéndoles grandes rebanadas de pastel y sendos vasos llenos de vino, para compensar cualquier involuntaria renuncia que el cuidado del señor Woodhouse por su salud les hubiera obligado a practicar durante la comida. Ella les había preparado una comida abundante: le gustaría saber que se les había permitido comerla.

Emma (1815)

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Syltrutor
Beatrix Potter, Bizcochos, El cuento de Juanito Ratón de Ciudad

Syltrutor

Juanito y sus amigos se pasaban el día trasteando debajo del entarimado, y por la noche salían sin miramientos y se paseaban por toda la casa. Un estrépito especialmente fuerte se oyó al caerse Sara por las escaleras con la bandeja del té. A pesar del gato, los ratones recogieron migas, azúcar y restos de mermelada.

El cuento de Juanito Ratón de Ciudad (1918)

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Bizcochos, Coraline, Neil Gaiman

Bizcocho de chocolate y miel

Abrió su hucha y bajó al supermercado. Compró dos botellas grandes de refresco de lima, un pastel de chocolate y una bolsa de manzanas, que le sirvieron de cena.

Tras cepillarse los dientes, fue al despacho de su padre, encendió el ordenador y escribió una historia.

LA HISTORIA DE CORALINE

HABÍA UNA NIÑA QUE SE LLAMAVA MANZANA. BAILAVA MUCHO. BAILAVA SIN PARAR HASTA QUE SUS PIES SE CONBIRTIERON EN SALCHICHAS. FIN.

Coraline (2002)

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